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La mediación, al ser un proceso flexible y acomodado a las personas y las particularidades de su conflicto, puede nutrirse de numerosas técnicas y habilidades importadas de otros campos y disciplinas. En su trabajo, los mediadores profesionales deben contar con unos conocimientos teóricos y prácticos rigurosos, especializados y puestos al día, pues abordar los conflictos con un mismo patrón referencial puede en ocasiones resultar escaso tanto para facilitar la comunicación de las partes mediadas, como para ayudarles a tomar las decisiones que les permitan alcanzar el acuerdo.