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La violencia sexual es una de las formas de violencias más extendidas por el mundo y con mayores consecuencias sociales, económicas y políticas, que descansa en la apropiación del cuerpo de las mujeres como forma de dominación masculina. La lucha para erradicar este tipo de violencia parte de potenciar políticas educacionales y de concienciación a la sociedad, resultando necesario poner en funcionamiento mecanismos que permitan actuar con anticipación para reducir los comportamientos asociados a este tipo de violencia, tarea que no corresponde exclusivamente al mundo del Derecho, sino que trasciende disciplinas de la más variada índole como la psicología, la sociología y la pedagogía. De igual forma, se hace necesario abordar aspectos tan trascendentales como el derecho a una reparación justa, como un pilar básico de la justicia que debe incorporarse al debate social y jurídico, así como el tratamiento de la víctima desde un punto de vista jurídico y social.

Tanto a nivel mundial como en nuestro país, las estadísticas de comisión de delitos son realmente alarmantes. Aun cuando las instancias internacionales vienen realizando esfuerzos para crear normativas a fin de proteger a las víctimas, lo cierto es que estas medidas son totalmente insuficientes, resultando fundamental dar un giro a la educación, cultura y sistema jurídico para garantizar los derechos de las víctimas.

A su vez, la violencia sexual en el contexto de los conflictos armados, una auténtica arma de guerra, alcanza niveles abrumadores y ha adquirido una importancia notoria en la agenda internacional sobre paz y seguridad en los últimos años, en gran parte gracias al esfuerzo de las organizaciones de mujeres y de las supervivientes de estas violencias. La inclusión de la violencia sexual en el Estatuto de Roma, la aprobación de múltiples resoluciones por parte del Consejo de Seguridad sobre la temática, y la incorporación de los delitos de violencia sexual a los mecanismos de rendición de cuentas y transformación social de la justicia transicional en calidad de vulneraciones graves de derechos humanos y de derecho humanitario constituyen, verdaderos hitos a pesar de las insuficiencias que aún se detectan a la hora de dar reparación adecuada a las víctimas.

Partiendo de esta premisa, se plantea la necesidad de una formación integral que permita la comprensión y en abordaje del fenómeno, tanto en contextos de paz como en contextos de conflicto armado, desde una perspectiva interdisciplinar, que incluya los saberes provenientes de la antropología, la sociología, la pedagogía, el derecho, la medicina y la psicología. Desde todos estos campos del saber se trata de dar una visión lo más global posible del fenómeno de la violencia sexual, de su prevención, así como de la reparación a la víctima de este tipo de delitos.

A su vez, encaramos la necesidad de superar las fronteras nacionales de las discusiones para preparar al alumnado a la comprensión amplia del problema y para explorar con más rigor su fenomenología y el abanico de posibles respuestas. De ahí la necesidad de esta formación de experto, de carácter plenamente virtual, primera en su género, destinada a alumnado y profesorado de España y América Latina.