Inteligencia Artificial y Derecho: Oportunidades y Retos en la Utilización de Herramientas de IA
Madrid
(Madrid)
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Nos encontramos en los primeros días de la cuarta revolución industrial, revolución que se caracteriza por la confluencia simultánea de numerosas tecnologías exponenciales como el blockchain, la nube, el internet de las cosas, la robótica, la realidad virtual, el big data y, por supuesto, la inteligencia artificial.
Mientras que las organizaciones en general se mueven con una velocidad de cambio lineal, todas estas tecnologías evolucionan de manera exponencial, esto es, cada año multiplican su potencia respecto al año anterior. Así, el ritmo exponencial de desarrollo de las tecnologías emergentes está cambiándolo todo como nunca antes en la historia de la humanidad.
Esto se debe, por una parte, a que se están produciendo numerosos avances tecnológicos simultáneamente; y por otra, al hecho de que muchas de estas tecnologías se construyen unas sobre la base de otras.
Así, en todas las industrias -incluida la jurídica-, las tecnologías de aceleración se están cruzando y están cambiando drásticamente la forma en que vivimos, trabajamos e interactuamos.
En definitiva, esta revolución representa una convergencia de capacidad tecnológica, inteligencia y conectividad que gira en torno al nuevo paradigma de la información o los datos como el petróleo del siglo XXI.
En efecto, el paradigma de la información, creado como resultado de la ley de Moore y de otras fuerzas fundamentales que influyen en el mundo digital, están acelerando y haciendo escalar exponencialmente el metabolismo de los productos, las compañías y las industrias.
De este modo, si bien el cambio es una constante universal que siempre ha estado ahí, ahora mismo y como consecuencia de esta revolución y de la crisis de la COVID-19, la velocidad con la que el cambio sucede es cada vez mayor y más difícil de gestionar para las compañías, las Administraciones Públicas y los individuos.
Y es que todos estos cambios están teniendo un impacto natural en la forma en que creamos y gestionamos las empresas, las Administraciones y nuestras vidas. No se trata solo de hacer lo que ya hacemos mejor, más rápido o más barato. Por el contrario, es la tecnología en sí misma la que nos está dando la capacidad de construir negocios, Administraciones y vidas fundamentalmente diferentes.
Así las cosas, y tras una época en la que el metaverso parecía ser el siguiente gran tema en materia tecnológica, lo cierto y verdad es que desde noviembre de 2022 y como consecuencia de la explosión de herramientas como ChatGPT o Midjourney, la inteligencia artificial, en general, y la generativa, en particular, parece haber «adelantado por la derecha» a la creación de mundos virtuales .
De hecho, el 21 de marzo de 2023, BILL GATES manifestaba en su blog que «la era de la inteligencia artificial ha comenzado» . El cofundador de Microsoft, que ya había hablado del impacto potencial de esta tecnología, apuntaba a otras muchas áreas en las que la inteligencia artificial puede ser toda una revolución, y afirmaba lo siguiente: «El desarrollo de la inteligencia artificial es tan fundamental como la creación del microprocesador, el ordenador personal, internet y el teléfono móvil. Cambiará la forma en que las personas trabajan, aprenden, viajan, reciben atención sanitaria y se comunican entre sí. Industrias enteras se reorientarán a su alrededor. Las empresas se distinguirán por lo bien que lo utilicen».
Entre los campos en los que espera avances notables gracias a la inteligencia artificial está la educación, el cambio climático, la propia mejora de la productividad en el trabajo o la sanidad, donde espera particulares hitos en el descubrimiento de nuevas vacunas o medicamentos, y también en la detección de enfermedades .
Sin embargo, su utilización también plantea varios desafíos y preocupaciones éticas y legales, especialmente, en el ámbito de la protección de los derechos fundamentales. De ahí que el 22 de marzo de 2023 más de 1.000 personalidades, desde ELON MUSK a YUVAL NOAH HARARI, intelectuales, tecnólogos y académicos firmaran una carta abierta en la que solicitar pausar durante seis meses el entrenamiento de sistemas más potentes a GPT-4. El peligro de seguir avanzando sin una regulación clara, argumentaban, era demasiado grande. A mayor abundamiento, a finales de mayo de 2023, el propio fundador y CEO de OpenAI, SAM ALTMAN, junto con otros prestigiosos expertos en inteligencia artificial, advertían que esta tecnología supone un riesgo para la especie humana. De hecho, aseguran que esta tecnología debe considerarse igual de arriesgada para la civilización que una guerra nuclear o una pandemia.
Los desafíos éticos y legales surgen de la combinación de nuevas tecnologías que evolucionan rápidamente, nuevas partes interesadas (por ejemplo, grandes empresas tecnológicas), una gran cantidad de datos y nuevas técnicas computacionales y analíticas; y frente a ellos descubrimos una falta de controles reglamentarios o estándares comunes para guiar esta convergencia tecnológica.
En consecuencia, los juristas no podemos ni quedarnos atrás ni ser ajenos a una transformación tan disruptiva no solo de nuestra sociedad, en general, sino también de nuestro sector.
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