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La protección de datos personales adquiere una nueva dimensión e importancia en esta “nueva normalidad” en la que el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación permite, para bien y para mal, el uso de datos en cuestión de segundos de forma masiva, constante y sencilla.

De acuerdo a un estudio realizado por la Organización de los Estados Americanos (OEA) en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) la pandemia ocasionada por el Covid-19 ha acentuado la gran dependencia por contar con una infraestructura digital que aminore los riesgos de ciberataques, los cuales se estima alcanzarán los 6 billones de dólares para 2021.

Ante este escenario garantizar la confianza digital se convierte en una prioridad de negocio, los protocolos de protección de datos, ciberseguridad y capacidad de respuesta apalancarán la transformación digital permitiendo no sólo continuar las operaciones dentro de las empresas, sino además la permanencia en un mundo en el que la sociedad es impulsada por datos y la huella digital.