La democracia en Europa: desafíos y respuestas en tiempos de transformación
Leer más
La democracia es el único sistema que se sustenta en la dignidad inalienable de la persona, en el reconocimiento de unos derechos y libertades fundamentales, que incluyen el derecho a criticar al poder establecido, la participación política y la posibilidad real de cambio en el gobierno en función de la elección de la ciudadanía. La integración europea, iniciada tras dos guerras mundiales, es un proyecto político que persigue asegurar la paz en el continente, pero también la democracia y los derechos fundamentales.
Tras una expansión sin precedentes tras el fin de la Guerra fría, en los últimos años la democracia se encuentra en retroceso, y no sólo en democracias jóvenes, sino también en democracias consolidadas de todos los continentes, y también en Europa.
La crisis de la democracia en Europa presenta distintos ángulos o niveles, que incluyen al menos: la democracia en el funcionamiento de la UE, la dimensión europea de las democracias estatales, la situación de las democracias en los Estados miembros, la participación de la ciudadanía y la inclusión de los no ciudadanos, así como una mejor participación de las regiones con competencias legislativas y las nacionalidades constitucionales.
Entre los factores que parecen causar esta crisis pueden mencionarse el alejamiento de las instituciones de la ciudadanía, la creciente desigualdad material, el cuestionamiento de las élites y los liderazgos, el funcionamiento de los partidos, la menguante participación electoral, el auge de partidos de extrema derecha e izquierda, populismos, desinformación sistemática y organizada principalmente a través de las redes sociales, redes transnacionales de partidos antisistema, etc.
Por último, el sistema democrático moderno se inventó hace unos dos siglos en un contexto histórico, social y político completamente diferente, ¿debemos repensar la democracia? En su origen, la democracia sólo era concebible dentro de un Estado que además se autodefinía como nación, y ahora vemos que la democracia en Europa apenas es imaginable sin la Unión Europea, que a su vez ofrece un marco institucional bien distinto del habitual en los Estados, y cuya cultura política (básicamente consensual) es muy distinta de la creciente polarización de las democracias estatales. Visto esto, ¿es la dimensión europea de nuestras democracias estatales la promesa para solucionar algunos de los principales problemas de la democracia clásica? ¿Cómo puede construirse una verdadera democracia europea, más inclusiva, más participativa, y más eficaz ante los retos de nuestro tiempo?.
Organizadores
Cursos de Verano - Universidad del País Vasco - UIK
Añadir a calendario